Cultivar apio en casa es más fácil de lo que te imaginas; un ingrediente que no puede faltar en tu cocina para complementar el sabor de tus platillos favoritos.
Su aroma y textura (es muy crujiente) lo convierte en el vegetal ideal para disfrutarlo crudo acompañado de un dip delicioso o picadito en guisos, sopas y asados.
Así que ya lo sabes, la próxima vez que compres apio y tengas el tallo sobrante, no lo deseches y plántalo de nuevo de una manera fácil, económica y práctica. De esta manera lo tendrás a la mano en tu cocina.
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¿Qué necesitas?
Para cultivar apio necesitas un tallo ya que será más rápido en comparación con la siembra a partir de semillas. Para obtener los mejores resultados, la planta debe estar en un lugar fresco donde reciba luz solar.
Lo mejor de todo es que no necesitas un equipo especializado, solo ten a la mano:
- Tallo de apio
- Un cuchillo afilado
- Un plato poco profundo
- Agua
- Una maceta mediana para trasplantar (puedes utilizar una maceta de ventana rectangular)
- Tierra.
¿Cómo cultivar apio a partir del tallo?
Corta el apio y límpialo
Cuando compres apio en el supermercado, reserva la base que aunque no tiene raíces, es que lo se necesita para volver a crecer la planta y así puedas disfrutar de más tallos. Luego, toma un cuchillo, corta la base asegurándote de dejar al menos 3 centímetros entre la base y los tallos.
Lávala con suficiente agua de modo que retires todos los restos de tierra asegurándote que los espacios entre los tallos también queden bien limpios. Ahora toma un paño y sécalo bien.
Pon la base en agua
Toma el plato con poca profundidad y llénalo de agua limpia hasta un poco más de la mitad. Ahora coloca la parte plana de la base del apio en el fondo del plato con los tallos cortados hacia arriba.
Ubícalo en un lugar soleado y brillante
Cuando hayas sumergido el tallo en el plato con agua, colócalo en un lugar donde reciba luz natural. Puedes ponerlo en la ventana durante 6 o 7 horas de sol diariamente.
Cambia el agua regularmente
Los primeros días te darás cuenta de que el agua es absorbida rápidamente por la planta, así que debes llenarla cuando se haya secado. Pero no permitas que el agua se estanque, por lo que te recomendamos que cada dos días saques el tallo y cambies el agua para que se no pudra.
Trasplanta el apio a una maceta con tierra
Cuando pasen los días, verás que saldrán los nuevos brotes en el medio de la base. Las hojas serán amarillas al principio y al crecer serán más fuertes cambiando a color verde.
Después de 9 días aproximadamente, cuando tome un color verde oscuro, el apio estará listo para ser trasplantado en la tierra. Toma la maceta rectangular y llénala con tierra aproximadamente dos tercios de su altura.
Agrega la nueva planta de apio en el centro y cúbrela con tierra de modo que solo se vean los brotes nuevos. Luego riégala con mucha agua para que pueda crecer correctamente manteniéndola en un lugar parcialmente soleado. ¡Listo! Verás cómo crecerá tu apio rápidamente.
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