Los cuidados del membrillero japonés son los siguientes: exposición solar completa, riego moderado y el suelo debe tener un pH neutro. La poda es importante para estimular la floración y el desarrollo de ramas.
Su nombre científico es Chaenomeles speciosa, es originario de Japón y China. Este arbusto floral ha tenido una gran capacidad de adaptarse a los jardines ibéricos y americanos.
En cuanto a sus cuidados, son sencillos. Lo importante es saber cómo hacerlo y te lo vamos a explicar en esta publicación.
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Estos son los cuidados del membrillero japonés
Este arbusto japonés suele producir flores de colores blancas, rosas o rojas en abril. Son similares a la de los manzanos. Puede medir de tres a cinco metros de altura, tiene espinas y hojas lustrosas distribuidas de forma alterna.
Estas flores son abundantes y pueden cubrir los tallos por completo. Son de aroma dulce similar al de las peras.
Luz y ubicación
Al tratarse de un árbol frutal necesita estar expuesto por completo al sol, puede estar en semisombra pero lo ideal es que tenga luz directa. Se recomienda colocarla en una pared para que lo cubra o también puede utilizarse como cerco en tu jardín.
Suelo y abono
El membrillero japonés puede crecer en cualquier suelo, ya sea arcilloso o arenoso. Sin embargo, debe ser ligero, no muy calizo y debe tener drenaje. Para lograrlo, te recomendamos que hagas una mezcla de turba y humus de lombriz con un puñado de tepojal, vermiculita para promover el drenaje.
Si el pH es demasiado alcalino, sus hojas pueden tornarse de color amarillo. Para equilibrarlo, añade un poco de azufre o agujas de pino, lo va a acidificar y disminuirá el pH de la tierra. En cuanto al abono, se sugiere aplicarlo a mediados de la primavera y durante la canícula de agosto.
Riego
La frecuencia del riego debe ser moderada. Por lo tanto, puede regarse dos veces por semana, en el verano se recomienda aumentar y durante el invierno disminuirla. Recuerda no encharcar la tierra.
Poda
La poda es clave para que el membrillero japonés tenga abundantes flores. Se debe hacer la poda a finales de abril y principios de mayo, esperando que la floración haya terminado, esa será la señal para hacerlo.
Otra poda se puede hacer entre noviembre y marzo, la finalidad será para estimular la ramificación. En este caso, reduce las ramas a la mitad y se cortan las ramitas de la base que estén demasiado débiles.
Para hacer cualquiera de esas opciones, recuerda esterilizar las tijeras con alcohol para evitar contaminarla.