Una de las tareas más difíciles al cocinar un pollo es lograr que quede jugoso. Por lo tanto, te mostramos algunas técnicas que puedes aplicar para prevenir un pollo seco y disfrutar de esta deliciosa carne blanca.
Pues antes de rendirte en el intento, lee los siguientes consejos para que este platillo se convierta en tu especialidad.
¿Cómo prevenir un pollo seco durante su cocción?
Elige una parte del pollo jugosa:
El primer consejo es que elijas bien las partes que quieres poner sobre la mesa. Si quieres un camino seguro, lo mejor es que te olvides de la pechuga y prepares unos buenos muslos. No fallan nunca.
De igual manera, es importante que verifiques con un termómetro que la carne no sobrepase los 75 grados. Si los supera, lo más probable es que empiece a secarse.
Esta parte del pollo (muslos) tiene un mayor contenido de grasa; por tal razón, ayuda a que la carne esté húmeda y tierna. Además, es muy económica.
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Si has elegido la pechuga:
Si realmente los muslos nunca te han gustado, no desesperes. Existen otras soluciones para que cocines la pechuga y no quede seca.
Unta un poco de mantequilla sobre la bandeja para hornear y coloca las pechugas dejando un espacio entre ellas. La idea es que no queden pegadas las unas a las otras.
Corta una hoja de papel para el horno más grande que la fuente y unta también un poco de mantequilla en uno de sus lados. Precalienta el horno a 190 – 200 °C.
Adereza el pollo a tu gusto y pon después el papel sobre la carne con el lado de la mantequilla sobre ellas. Ásalas por mínimo 40 minutos.
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Para las pechugas cortadas finamente:
Cuando quieres preparar las pechugas y utilizarlas en ensaladas o pasta, debes tomar en cuenta unas recomendaciones.
Para comenzar, debes tomar en cuenta que las pechugas son irregulares porque tienen lados gruesos y otros finos. Así que el primer paso es igualar todas las partes dándole con un rodillo para que el grosor quede uniforme.
Agrega sal y pimienta por ambos lados. Calienta la sartén y añade un chorro de aceite de oliva. Baja el fuego y pon las pechugas. Espera a que se cocinen por un minuto y dales la vuelta.
Tapa la sartén con una cubierta y baja aún más la llama del fuego. Déjala por 10 minutos para que la carne se guise en sus propios jugos. Apaga el fuego y deja reposar por 10 minutos. ¡Listo! Solo te queda disfrutar de unas deliciosas pechugas jugosas.