El cultivo de zanahorias puede resultar un poco frustrante debido a que en ocasiones no germinan o terminan saliendo muy pequeñas, por lo que es importante seguir algunos pasos a la hora de sembrar en nuestro huerto en casa.
Por otro lado, se recomienda usar la técnica de siembra directa, es decir, no es necesario realizar un semillero previo, sino que sea directamente sobre el terreno, bien sea en huertos urbanos de campo y jardín, o en huertos de terraza.
Además, es recomendable que las zanahorias se cultiven en un terreno ligero, un poco suelto, pero rico en sustratos, como fibra de coco, humus de lombriz y compost.
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Pasos para sembrar zanahorias en tu huerto
Es importante recordar que la zanahoria necesita una profundidad de aproximadamente entre 25 a 30 cm para crecer. Además, temperaturas inferiores a 15° o 20° durante el día podrían perjudicar el cultivo, provocando que se desarrollen mal o no se terminen de desarrollar.
Esparcir las semillas
Aunque hay varias maneras de comenzar la siembra, es más recomendable trazar líneas, guardado una distancia considerable para el crecimiento de las zanahorias, con la mano o instrumento de siembra para esparcir las semillas. Estas tienen un tamaño muy pequeño, por lo que puedes esparcir suficiente en cada zanja que formaste.
Luego, es momento de darle el primer riego, el cual debe ser en forma de lluvia con una regadera. Esto principalmente para evitar que se remueva mucho el sustrato antes mencionado. Lo que sí es necesario tener en cuenta es que la semilla de la zanahoria esté hidratada bien para germinar, por lo que siempre debe estar húmeda la tierra y mantener un buen drenaje para que no crear charcos.
Cubre las semillas
Ahora, cubre las semillas con una fina capa de tierra suelta para que puedan germinar correctamente, pues si echas demasiada es posible que no salgan.
A los pocos días, comenzará el proceso de germinación y aproximadamente en cuatro semanas lograrás ver sus primeras hojas verdes.
Retira las pequeñas
En este punto, es momento de proceder al aclareo, es decir, de retirar las raíces más pequeñas para darles espacio a las demás que van creciendo con buen tamaño. Del resto, queda esperar a la cosecha sin olvidar el riego constante del cultivo.
