La papaya es una de las frutas tropicales más populares de las mesas latinoamericanas. Es un alimento ideal, por ejemplo, para comenzar tu día porque tiene propiedades beneficiosas para regular el tránsito intestinal.
Es una fruta muy suave y versátil. Así que la puedes usar en muchas recetas como una ensalada de frutas tropicales con piña y mango. También puedes mezclar la papaya en un vaso de limonada, té helado o agua para un delicioso batido.
Otra opción es preparar una salsa fresca con papaya, mango, jalapeño, pimientos rojos y chile chipotle. Es un aderezo ideal para los tacos de pescados.
Ahora bien, ¿cómo comprar la mejor papaya?
Si la vas a consumir ese mismo día:
Para empezar, observa su cáscara: debe tener un color uniforme que va desde el amarillo hasta la naranja brillante. También debe estar libre de manchas o coloraciones cafés.
Rechaza por completo las frutas que tengan agujeros en la cáscara. De igual forma, la consistencia debe ser muy suave y firme. La pulpa debe estar en tonos naranjas y rojos. Recuerda que entre más madura, es más dulce.
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Si la vas a comer durante la semana:
Lo ideal es que la fruta tenga tonalidades verdes. Entre más uniforme sea el color, más tardará en madurar. Revisa también su consistencia puesto que debe ser firme.
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¿Cómo conservar o guardar correctamente la papaya?
Lo mejor es que dejes madurar la papaya a temperatura ambiente. Si está lista, almacena en refrigeración para conservarla durante 5 o 6 días. De acuerdo a las tonalidades de la cáscara de la fruta, podrás saber cuánto tardará en madurar:
- Totalmente verde: 5 días o más.
- Con algunas manchas amarillas: de 4 a 5 días.
- Piel amarilla y verde: de 2 a 3 días.
- Amarilla con algunas manchas verdes: está lista para consumirla durante el transcurso de la semana.
Si buscas acelerar su maduración, coloca la fruta en una bolsa de papel y cúbrela hasta la mitad. Déjala en un lugar a temperatura ambiente, preferiblemente alejada de la luz solar, Observa constantemente los cambios de color en la cáscara.
Luego de abrir, la fruta envuelve en un paño de cocina limpio y colócala en un recipiente hermético. Almacena luego en la parte menos día de la nevera. No la peles porque su piel es importante para proteger la pulpa. Cuando vayas a comer la fruta, corta solo la porción y refrigera.